CUENTO

“LA ESTRATEGIA”
Cuento de Diego Andrés Suárez Arenas
“mastico tu olor
tu labio tu lengua
tu mano desliza
más honda me cava” (Carlos Vázquez)
Ella dijo y él obedeció, nunca antes lo había experimentado. Soledad, La muerte y la vida están tejidas en un mismo conjunto de vibraciones. La vida puede parecer muerte si no se activa el temperamento hacia lo divino.
Y así es, el sufrimiento se materializa de modo que nadie lo puede ver. El restallar de las pulsaciones en el ambiente acústico ha sido suficiente para que el genio se mantenga atado a la vida. Sufre.
Una de la mañana. Pasará otra hora para que el mundo retome su curso lento, imperceptible, intolerable, falso. En sí lo que él no quería que cesara era aquel diálogo, aquél que hasta ahora dejaba de ser el monólogo de siempre para convertirse en un monólogo de verdad. Fue suficiente el tránsito de una revelación, y ya todas las noches no seguirían siendo iguales para seguir siendo la misma.
Ella habló y él no respondió. Escuchó, no lo hizo como el sabio que sabe callar, lo hizo sin activar palabra en la mente, se desvaneció en una textura de nube, textura incomparable; nube de materia envolviendo el espacio que fue para la vida. En pocos segundos corrió la eternidad. Él respondió. La respuesta: Una eternidad cada media noche era suficiente, lo demás era permanecer vivo para contar con el único referente posible. Sin una cosa no existe otra, si no tuviéramos una corta vida no podríamos compararla con la eternidad o con la muerte. La estrategia se hacía cada vez más dura y agobiante para su cultor. Las horas sin la eternidad se hacen largas, son horas obligadas por alguien que decidió atormentarse contando los días y los años en minutos y segundos, incansables. Esas son tonterías inventadas por los fanáticos a la vida en suspenso.
Nunca antes lo había experimentado; el cielo, ese cielo, pero no el azul multicolor que quema sus colores en la retina. Giros en cada frecuencia, coronas giratorias de regularidad incomprensible, uniformes, envolventes de cielo en la no-mente de la no-masa.
Descubrimiento.
Y así seguía jugando cada noche.

Soledad:
En tanta soledad que es difícil de describir. La música no describía nada, tan solo lloraba por él, que solo sentía y no pensaba. Un ser que durante todo el día no hacía otra cosa que pensar, y que más puede hacer alguien en tanta soledad? Pues a esta hora él ya no pensaba, como sucedía a cada noche desde hacía tantos años, cinco años, diez años, más, muchos años atrás comenzó a descubrir que había una noche por cada día y un descubrimiento por cada noche, que todo lo demás era falso. Su vida se hacía sublime a cada noche, su médium la música. En esta noche, todo se hizo sublime… Él jugaba a cada noche, siempre tratando de encontrar un fin, un cielo. Pero esta noche fue diferente, pues en esta no hubo dolor. La muerte y la vida están tejidas en un conjunto de vibraciones y la vida puede parecer muerte si no se activa el temperamento hacia lo divino.
Tanto fingió su propia muerte, su ilusión era grande. Logró darse muerte al fin por sí mismo y sin violencia ni dolor. Un suicidio moral, así lo quise describir. Pero no fue así. Nadie lo podría explicar ni comprender. Él decidió transformarse libremente, y lo logró.

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